Un suspiro de alivio
Por fin, cuando veo la sala del tribunal vacía, exhalo, inundada de alivio y gratitud. Mi abogado se vuelve hacia mí con una sonrisa que me tranquiliza. “Se ha portado muy bien”, dice, dándome una palmada en el hombro. Siento como si me hubieran quitado un peso inmenso del pecho. Respiro hondo fuera de la sala, sintiendo cómo el aire fresco me llena los pulmones. Por primera vez en mucho tiempo, me invade una sensación de paz.
Revelando el detalle
Al acercarme a Susana, le conté el único detalle que había pasado por alto: mi marido había creado en secreto un fondo fiduciario para ella antes de su muerte. “Susana, hay algo que debes saber”, empecé, observando cómo su expresión pasaba del enfado a la curiosidad. Tu padre creó un fondo fiduciario para ti. Era su forma de asegurarse de que te cuidaba. Parecía perpleja, con los ojos vidriosos mientras procesaba mis palabras.