El veredicto
El magistrado declara: Tengo derecho legal a la mayor parte de los bienes de mi marido, debido a las intenciones que expresó en su carta. Al oír sus palabras, sentí alivio. Susana permaneció sentada, con expresión tensa, incapaz de ocultar su decepción. Mi defensor hizo un leve gesto con la cabeza, señal de nuestra victoria. Esta elección confirmaba todo el esfuerzo y la tensión que habíamos soportado. Por fin, parecía que la justicia estaba a nuestro favor.
La parte de Susan
Susan recibe una parte menor, que acepta contra su voluntad. Cuando se dio cuenta de la realidad de la decisión del juez, su expresión se endureció. Se marchó rápidamente, con una ira apenas controlada. “Vamos a recurrir esta decisión”, susurró su abogado en voz baja. Mi abogado se mantuvo firme, recordándome que hoy habíamos ganado una batalla crucial. El ambiente tenso de la sala se relajó un poco cuando la gente empezó a marcharse, pero el dolor de Susan era evidente.