Voluntariado en refugios
Para aliviar el estrés, soy voluntaria en un refugio local, buscando alivio ayudando a los demás. Cada momento que paso sirviendo comidas e interactuando con los usuarios desvía mi atención del caos legal que hay en casa. “Gracias por preocuparte”, me dice uno de los clientes habituales, dedicándome una sonrisa inusual. Estos pequeños gestos de generosidad alivian mi estrés y me recuerdan que la vida no son sólo los tribunales.
Conversación oída por casualidad
Un día, oigo por casualidad una conversación sobre testamentos impugnados y se me ocurre una sugerencia para mi situación. Mientras limpian el suelo del refugio, dos voluntarios hablan del reciente litigio de una persona. “Encontraron una laguna legal que tuvo un gran impacto”, dice uno de los participantes. Hago una pausa y escucho atentamente. Esta podría ser la palanca que necesito. Tomo nota mentalmente para investigar casos similares, con la esperanza de descubrir una perspectiva útil.